Hace poco estuvimos en una clase-entrenamiento sobre césped desarrollada por una de las empresas más importantes de la región en la materia. Muy enriquecedora. Y en la facultad… cuyos pasillos aún parecen rezar nuestros propios murmullos de hace algún tiempo atrás.
Así que decidimos traerles a colación un tema recurrente sobre el césped.
Una de las tareas que más resuena en los jardines durante el otoño, es la resiembra. Está quienes la hacen religiosamente cada año, aquellos que por diferentes motivos se reúsan a hacerlo y otros que no terminan de orientarse acerca de la necesidad real de resembrar su jardín.
Empecemos por entender/recordar qué es la resiembra otoñal. Consiste en sembrar nuevas semillas de césped sobre una carpeta de césped preexistente, es decir, la que ya tenemos instalada en nuestro jardín. La especie elegida para resiembra es una diferente a la que ya tenemos en nuestro jardín, puesto que buscamos emparchar alguna carencia que tiene el césped con que ya contamos de antemano.
En tal caso, la razón más extendida que justifica esta práctica es el hecho de que muchas especies de césped tienen un aspecto invernal que se asume como feo y, por tanto, se resiembra con aquellas a las que se les da perfecto el frío y no se secan con el frío intenso. La chipica (bermuda grass), el kikuyo, la grama bahiana, son ejemplos de césped que sufre con las bajas temperaturas y entra en un profundo letargo cuando se expone a heladas. Como resultado, las hojas amarillean y se vuelven pajizas. El verdor queda en el olvido. No obstante, se trata de un letargo, no de una muerte. Por lo que estas especies mencionadas vuelven a su actividad habitual en cuanto las temperaturas se recuperan y aquí no pasó nada.
La pregunta que nos lleva a este artículo es bastante lícita. ¿Cómo tener mi césped verde todo el año? ¿Realmente conviene? Y hay razones tanto técnicas como filosóficas, si se quiere, que resuelven cada pregunta.
Pero para no extendernos demasiado, vamos a limitarnos a los pro y contras de la resiembra y que cada uno/a saque sus propias conclusiones y se decante por la opción que mejor se aplica a su situación particular.
Ventajas de la resiembra otoñal
- Evidentemente, evitamos que el césped se vea amarillo. Si la resiembra se hace correctamente, el césped lucirá como una eterna primavera.
- Por lo mismo que lo anterior, hay jardines que por su diseño lucirán mejor en un contexto de césped verde.
- Nos obligará a hacer algunas actividades que son sanas para nuestro césped, como el entresacado de estolones que forman una gruesa capa sobre la superficie.
Desventajas de la resiembra otoñal
- Nos obliga a seguir regando intensamente en una época del año en la que el resto del jardín necesita descansar del agua.
- Si no se hace con cierto background de conocimiento sobre la técnica, hay altas posibilidades de que el intento sea en vano. O peor aún: que el remedio sea peor que la enfermedad. Es mucho más antiestético un césped seco “manchado” de verde (o viceversa), que un césped totalmente seco.
- Hay jardines que se benefician especialmente con un césped completamente seco, sobre todo aquellos que tienen especies de follajes caducos o que cambian de aspecto siguiendo la bajada de temperatura.
Para terminar, quiero dejar aquí una de nuestras filosofías de paisajismo:
Un jardín bien diseñado, debería ser aquel que no rema contra la corriente, sino que surfea con ella.
¡Hasta la próxima, y feliz otoño!
Tal cual!! Muchas gracias por tu comentario. Abrazos, Eze.